
INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN ANTROPOLÓGICA Y ARQUEOLÓGICA - INIAA - MUSEO ANTROPOLÓGICO
Los restos de cultura material que han permanecido a través del paso de tiempo son los testimonios arqueológicos que permiten conocer los procesos de desarrollo que generaron los antiguos pobladores de esta región; los asentamientos poblacionales, las fortalezas, los sistemas de producción agrícola, (andenes de cultivo, sistemas de regadío, silos, etc.), las pinturas rupestres, los monumentos funerarios, etc., son parte del patrimonio cultural de Chuquisaca y campo de estudio de la arqueología. Es a partir de estos testimonios que es posible interpretar la historia prehispánica de la región. La arqueología esta indudablemente ligada a la investigación antropológica, con dependencia científica irrefutable, sobre todo en nuestra región, donde tenemos aun el privilegio de contar con pueblos testimonio.
Los artefactos materiales producidos por las sociedades humanas cumplen varias funciones diferentes a la vez algunas con pleno conocimiento de sus autores, otras, en cambio, a guisa de interacciones fortuitas. Los patrones de cultura material son, antes que nada, patrones de comportamiento material patrones de acciones y actividades socialmente adquiridas y cristalizadas.
Cada artefacto y conjunto expresa en su estructuración altamente especializada una forma de comportamiento direccionalmente correlacionado con su manufactura, además de otro comportamiento implícito en el patrón de utilización previsto en el diseño. Los artefactos materiales, aparte de su manifestación en tanto que comportamiento adquirido, abarcan la cultura material como medio perfeccionado de regulación y control ambiental. Una cultura material cada vez más perfeccionada proporciona un mecanismo de regulación y control cada vez más poderoso incorporado en la trama de un sistema sociocultural particular. Cuanto mayor la variedad en la cultura material, mayor la flexibilidad de la estrategia sociocultural en su misión bloqueadora de la variedad destructora del ambiente y mayor su capacidad por proteger el formato esencial del sistema, acentuando el grado de continuidad sistémica.
En este aspecto vital la cultura material ayuda a mantener y aislar el sistema sociocultural y preserva el activo más preciado por sus generadores, su continuidad… David L. Clarke “Arqueología analítica”
La arqueología, utiliza los conocimientos de las ciencias exactas y la tecnología. Le sirven para analizar las diversas manifestaciones de las trazas materiales del pasado como instrumentos, objetos tallados, desechos, materias primas, construcciones, compuestos químicos, restos óseos, isótopos y ADN, entre otros restos materiales.
A partir de los datos obtenidos sitúa a cada sociedad pasada en sus contextos geomorfológicos y ambientales, describe sus medios de subsistencia, sus formas de vida cotidiana, la organización familiar y comunal, así como sus tipos de gobierno y sus relaciones de intercambio con otras sociedades. También registra cómo se ha transformado una sociedad a través del tiempo.
Los arqueólogos no estudian objetos aislados, sino que analizan asociaciones funcionales denominadas “áreas de actividad”; por ejemplo, se sabe que hubo una cocina o un área de cocción de alimentos no solamente por la presencia de un fogón, sino también por la presencia de cenizas, las anomalías de pH que se presentan por la presencia de estas cenizas y fragmentos de ollas que tienen señales de exposición al calor, además de una banda semicircular de residuos orgánicos que atestigua el consumo de alimentos.
En su trabajo, el arqueólogo funge como un puente entre las ciencias sociales y las ciencias exactas, ya que estudia las sociedades humanas haciendo un análisis de las trazas materiales de

actividades repetidas que éstas dejan, con las técnicas de las ciencias exactas y naturales.
La biología, por ejemplo, permite la identificación de plantas y animales que yacen alrededor de los asentamientos humanos y que podrían ser recursos para la subsistencia o el trabajo artesanal; otros organismos son marcadores de paleoambiente.
Por otro lado, la física y la geofísica ofrecen información cronológica de los hechos del pasado, y las anomalías magnéticas eléctricas y electromagnéticas revelan la ubicación de estructuras sepultadas.
La química ayuda a los arqueólogos a revelar los tipos de actividades que se llevaban a cabo en los espacios arquitectónicos, al observar las concentraciones de residuos en los pisos. Se pueden distinguir zonas de cocción de alimentos, zonas en las que se consumían y zonas en que se almacenaban, así como los sitios en donde se llevaba a cabo el trabajo artesanal y el ritual.
El análisis químico de los residuos en el fondo de las vasijas cerámicas, permite conocer el contenido original de las mismas y, por ello, el uso que se le daba a esos objetos. La genética también tiene mucho que aportar a la arqueología, al contribuir a aclarar el movimiento y la migración de poblaciones, además de la descendencia y el mestizaje.
El arqueólogo, mediante una articulación y comparación cuidadosa, integra toda la información procedente de múltiples disciplinas y le da sentido. Naix’ieli Castillo García. UNAM
La divulgación científica es esencial para el progreso y la democratización del conocimiento en la sociedad. En un mundo cada vez más complejo e interconectado, la capacidad de comprender y aplicar conceptos científicos se ha convertido en una habilidad crucial para la ciudadanía global. A través de la divulgación científica, se logra que los avances y descubrimientos científicos sean accesibles y comprensibles para el público general, rompiendo barreras de especialización y permitiendo que más personas se beneficien de estos conocimientos.
Proyecto Textiles Mojocoya
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